CUERO NEGRO

¿Qué diría el contribuyente si supiera
que llevas antifaz para ocultar
no tu misteriosa identidad
sino tus noctámbulas ojeras?

Hoy se ha publicado en prensa
que anoche te vieron en un deportivo
negro azabache con grandes alerones,
sentada sobre las piernas de Robin
descansabas tu dorso en el respaldo
del asiento de cuero del conductor.

¡Oh, malditos periodistas!
Hablan desde una vacuidad moral
tan sólo de intrascendentes detalles
en vez de abordar el fondo de la cuestión.

Se preocupan de lo sensacionalista,
de las siluetas oscuras en los tejados
que se mueven en la penumbra espesa,
en lugar de prestar atención
a las obras de caridad que hacemos
sin cobrar y jugándonos la vida.
No entienden que el único beneficio
del socorro al desvalido,
de practicar el amor al prójimo,
del altruismo y la filantropía…
es sentir satisfecho un deber cumplido
sin esperar nada a cambio.

¿Qué sabrán ellos de nuestros pesares
y de los peligros que corremos, por su bien,
intentando poner en práctica
el despotismo ilustrado?
¿Prefieren acaso las mentiras de un alcalde
dedicado a mantener su voto cautivo
y en su burbuja vivir un espejismo
de sistema representativo?

Siempre nos han criticado
por tomarnos la justicia en propia mano
y nos señalan con el dedo
por no respetar autoridades civiles,
reglamentos, ni los tiempos judiciales.
Sentados en sus cómodos despachos,
tras cristaleras tintadas en edificios de mármol,
se sienten a salvo de malvados
porque nunca han sentido en carne propia
el escalofrío con que nos atraviesa
a medio metro la sonrisa del Joker…

Ahora además sospechan -lo que faltaba-
que nuestra doble vida es desordenada
y que tal comportamiento se explica
no por justicieros sino por licenciosos.
¡Qué sabrán lo que necesita un superhéroe
para aliviar las tensiones cotidianas!

Pero, a pesar de acusaciones malintencionadas
y aun estando al margen de la ley,
no cambiaría por nada
y me siento afortunado
colmando cada noche tus plenitudes
rodeados por el cerco de la luna
y compartiendo juntos el goce
del zénit de tus amaneceres.

¿Cómo reaccionarían
los ciudadanos de Gotham City
si supieran que bajo las mallas ceñidas
llevas medias de rejilla
tejidas por el hombre araña?

¿Quién iba a decir
que bajo el cuero negro
de tu envoltura de gata
te gusta ponerte blanca
lencería de satén?

Y esa querencia a embridar al unicornio
con correajes de cuero negro
para que el jinete con su fusta
siempre esté dispuesto a cabalgar,
¿sería juzgada por escándalo público
o como algo meramente anecdótico?

Tal vez nos atraemos tanto
porque tenemos mucho en común
y compartimos más fetiches y aficiones
como la fijación por las máscaras,
látigos, orejas puntiagudas, capas
y -sobre todo- por el cuero negro.

Y aunque hagas cosas que no comparto,
como llevarte joyas que no son tuyas,
siempre he pensado
que Batman y Catwoman
estamos hechos
el uno para el otro.

 

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